Mi matrimonio se acabó en 2002, sin hijos, a pesar de no poner medios y de transferirme 3 embriones con 29 años que no se implantaron. Pasé meses llorando, y sin esperarlo, lo conocí a él. Yo tenía 32 años, él 19, y como siempre nos decimos, tuvimos un flechazo de amistad.

Él sabía que mi mayor sueño era ser madre y me dijo que si con 38 años yo no tenía pareja, él sería mi donante. Pasó el tiempo, y con 35 yo dije que quería intentarlo. Él tenía un novio muy celoso, y decidió que no era el momento. Decidí hacerlo sola. Con las analíticas me descubrieron un prolactinoma y dejé mi sueño a un lado para medicarme y reducir el “problema”.

De pronto tenía 38 años, un tumor benigno controlado, unas ansias enormes de ser madre y mi amigo, un nuevo novio.

Les dije a mis amigos que iba a ir a una Clínica de Reproducción Asistida, y entonces, Él, me citó y me dijo que quería ayudarme, que ya perdió la oportunidad una vez y que nada iba a impedir que lo intentáramos.

Analíticas recientes que decían que estábamos sanos y mucha ilusión por hacer mi sueño realidad. Empezamos con inseminaciones caseras, ayudados de test de ovulación, tarros y jeringuillas. Acabamos en un Hospital, como si fuésemos pareja de hecho.  Estuvo a mi lado, apoyándome, mucho más de lo que nunca estuvo mi exmarido.

Cuatro inseminaciones, una FIV que no prosperaba y que afortunadamente terminó en inseminación. Muchos nervios, muchas lágrimas y el 2009, un embarazo.

Mi hijo nació el 17 de Enero de 2010. Mi amigo sigue siendo mi mejor amigo. Mi hijo sabe quién es su donante. Soy Madre Soltera por Elección y ÓSCAR me hizo el mayor regalo del mundo.

Inma Infante Martín