No molesta la música machacona hasta altas horas de la madrugada, ni las máquinas limpiadoras, ni los aullidos de los perros, ni personas ebrias que no ven la hora de irse a dormir vociferando improperios. No molestan las broncas, ni las peleas, ambulancias incluidas por presencia de malos tratos. Tampoco molestan los pitidos de coches, el tráfico, las maniobras bélicas de las Bardenas o aviones que atraviesan la barrera del sonido.
Molesta el llanto de un bebé.
Cierto es que puede ser tortuoso escuchar durante horas, durante largas noches a un bebé desconsolado que no tiene otro medio de expresión que gritar con todas sus fuerzas. Las que estamos en primera fila sabemos lo agotador que es.